20 LF_ PLAZA Y LAVADERO PARA CONTEMPLAR LA LLUVIA

ARQUITECTOS: VOLUAR [Pablo Rodríguez+ Borja Lomas] – CERO [Carlos Gómez + David Ceballos]
SITUACIÓN: CUETO. SANTANDER
FECHA PROYECTO: 2020
ESTADO: CONCURSO 1º PREMIO. EN PROCESO

KINTSUGI.
El Kintsugi, era la técnica ancestral japonesa para reparar cerámicas mediante el uso de resina con polvo de oro. Tras la reparación, adquiría mayor valor que la pieza original. La unión dorada entre los fragmentos se resalta en lugar de ocultarse, incorporando al objeto el tiempo y el acontecimiento.
Su reparación materializa la entropía, no solamente se acepta el desorden o la negatividad de la rotura, sino que se utiliza como un valor estético, incluso filosófico: Las cicatrices de la reparación evidencian la transformación que conlleva someterse a las fuerzas de la vida.

EL LAVADERO
El conjunto arquitectónico de Fumoril, original del siglo XIX, se compone por el edificio del lavadero de ropa, el abrevadero para lo animales y el entorno de la fuente. Es una de las pocas construcciones de esta tipología que aún se conservan en la región. La propuesta se centra en la reparación de esas piezas, cosiendo las diferentes áreas y crear una plaza, una encrucijada que sirva para el encuentro ciudadano en base a: “Los muros delimitan, el agua une y las piedras homogenizan”.

PABELLÓN DE LLUVIA
Frente a la rapidez y la inmediatez del mundo contemporáneo, la propuesta busca crear un lugar donde el tiempo se viva de una manera más pausada, esto no significa un tiempo de mayor duración, sino un tiempo de mayor densidad. Contrariamente al mundo digital, el tiempo de la naturaleza es un «tiempo de lo distinto» que ofrece cambios lentos y requiere de una percepción más profunda y dilatada.
Se genera un espacio lento, un pabellón de meditación, de lectura, también de relación, para poder contemplar la lluvia, bajo la cortina de agua, sobre el lavadero, espejo del cielo.

ANFITEATRO Y ESPACIOS ESTANCIALES
Si el Pabellón de Lluvia ofrece un espacio contemplativo más calmado y personal, el exterior y sus espacios estanciales buscan facilitar el encuentro vecinal, la interacción social o posibilitar un espacio de celebración de eventos que demanden los ciudadanos.
Los muros-bancos desarrollan una doble función, por una parte, la adecuación constructiva que soluciona cambios de nivel, delimitación del ámbito o la simple protección frente al paso de vehículos; y por otra parte ofrecen superficies donde sentarse y reunirse.
De esta manera, se busca activar esta encrucijada como lugar de encuentro y esparcimiento para incrementar su uso más allá de la celebración anual de las lavanderas.

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